viernes, setiembre 23, 2005

Sobre la lluvia de verano, el cine alemán y el amor en los maniáticos.

Desde tiempos inmemoriales cuentan que en Italia el verano fue verano y el invierno invierno. Como tiene que ser en un país de cultura milenaria y con una civilización que se respete. Resulta que este verano, cuando tenía que hacer calor y teníamos que estar todos en la playa tomando sol con reposeras y sombrillas alquiladas por 15 euros, se vino un temporal de aquellos. Y todos adentro muertos de frío y con cara de enojados por un fin de semana entero.

En secreto, Cerylo y yo, que andábamos despistados porque de alquilar reposeras ni hablar, anhelábamos algún beneficio climático por el estilo. Nos venía bien hasta un huracán subdesarrollado, nuestro único objetivo era poder finalmente dedicarnos a mirar "Die zweite Heimat" de Edgard Reitz sin que nos diera sarampión el contacto con el tapizado del sillón. Y se nos dió, nos tiramos con mantita y todo, un domingo en pleno agosto, que es como decir en pleno febrero.

Edgar Reitz es un alemán (1932) que participó al manifiesto de Oberhausen (1962), intento algo artificial de hacer una Nouvelle Vague a la alemana. En 1984 terminó "Heimat", que es la primera película de una serie y dura unas 13 horas. "Die zweite Heimat" es la segunda parte, y dura más de 25 horas. No nos dio todo el domingo, obviamente. Pero de lluvia en lluvia terminamos de verla el primer fin de semana de septiembre. Y ahora estamos desesperados tratando de conseguir (gratis) la tercera parte, "Heimat 3 - Cronik einer Zeitenwende", Reitz la terminó el año pasado y también la hizo larguita.

"Heimat" quiere decir la patria, el lugar de nacimiento, donde se vive, la casa del padre.
Sólo conozco otras dos palabras en alemán y me parecen fascinantes porque son intraducibles. A veces sueño con aprender alemán y acceder a un mundo misterioso, reservado exclusivamente para los que hablan alemán. Las otras palabras son:
Weltanschauung: es la visión del mundo, pero con mayúscula, es la visión.
unheimlich: es el perturbante pero con un juego de palabras con lo familiar, como explica Freud en su ensayo homónimo del 1919.

La primera parte de la serie va desde la I Guerra Mundial hasta el 1960, es la historia de una familia de campesinos. (Así descripta parece una novela de García Márquez, pero no, que no lo es). La segunda Heimat, la que ví yo, está ambientada en Múnich, y se limita a una década. Los protagonistas son un grupo de intelectuales, músicos, cineastas y poetas de vanguardia de los años 60. Algunos episodios son aburridos, otros muy divertidos, a veces cae en el lenguaje televisivo y en otros Reitz da muestras de autorialidad. Por momentos es memorable. Con maldad podría afirmar que si hubiera reducido su película a las consuetas dos horas le hubiera quedado perfecta, al contrario, le agradezco su humanidad defectuosa.
Reitz es algo misógeno, sus mujeres son histéricas, locas, lloronas y cuando son buenas madres son malas artístas y viceversa. Tendrá sus motivos. De todos modos la secuencia del aborto de Clarisa es uno de los raros ejemplos de cine olftativo sin ser odorama, la elección del sentido predominante me pareció una muestra de gran intuición femenina y gran cine. La voz de Clarisa nos describe los olores del antro donde va a abortar, dice que olía obsesivamente, como los perros cuando están en peligro
Los diálogos son de lo mejor, casi perfectos. La música es sorprendente, hay de todo, hasta un concierto de música aleatoria.
La cámara se deja llevar por la historia que cuenta. Adoré un capítulo, creo que es el 7, mientras el grupo de directores de cine estrena technicolor, sus amigos, en el rodaje, descubren amores y tristezas mirando a través de papeles celofanes de colores.

En la pelícua hay una sombra: el nazismo. El análisis del nazismo que la narración de Reitz deja traspasar me resultó muy interesante. Los protagonistas de "Die zweite Heimat" son la generación hija del nazismo. El modo que éstos chicos encuentran para superar la vergüenza histórica (si hay algo que siempre me intrigó es la memoria colectiva alemana), es rebelarse contra sus padres. El nazismo no les pertenece, ellos se sienten lejanos. Contestar al padre (nazista) es la única posibilidad para construir la nueva Alemania, la Heimat.

Este verano, en compañía de Heimat, Cerylo y yo hemos regresado a la infancia. Las series tienen eso tan lindo de la niñez de sentir la misma historia muchas veces. Más Heimat, que es la serie dentro de la serie. Como unos niños sabíamos que íbamos a poder quedarnos con los personajes otro rato más, que cuando terminaba no terminaba.
Como buena fetichista, la segunda parte del último capítulo no la ví. Y no la voy a ver hasta no conseguir la tercera parte.
The WeatherPixie