viernes, marzo 24, 2006

Hoy estamos de estreno

lunes, marzo 20, 2006

Desinformaciones

Cada tanto me encuentro en el buzón con un sobre amarillo medio abierto. Tiene cantidad de sellos desparramados con dibujitos de tatús, locomotoras y grutas. Mientras subo la escalera lo abro emocionada aunque ya sepa lo que hay adentro: periódicos. Sale una Brecha entera, a veces Búsqueda y recortes de El País y La República. Nunca hay carta. No es necesario. Mi padre me escribe comentarios y me manda manchas de mate entre las páginas. Además, con una flechita de birome azul me indica lo que es imprescindible que lea. Alguna hoja suelta viene muda. Tengo que mirarla del derecho y del revés hasta descubrir la razón de hacerla atravesar el océano.

El Correo por los pagos de mi padre funciona mal, parece que hasta que no llenan una caja no sale. Es por eso que en la misma semana recibo hasta tres sobres amarillos. Leer atrasado no sería un problema si no tuviera ya, sobre la mesa, las noticias de la próxima semana. Es un ejercicio de paciencia que cumplo a rajatabla.

En la Brecha del 17 de febrero hay un artículo de media página de Gennaro Carotenuto, desde Roma. El título es "Prensa europea y América Latina. Profesionales de la desinformación." G.C. es certero en sus artículos. Pero esta vez no estoy muy de acuerdo con él. (Éste blog es exclusivo, quiero decir que no es un blog de masas, de todas formas si por casualidad G.C. llega hasta aquí, además de saludarlo por adelantado, encatada le doy mi nombre y apellido).
El artículo en cuestión cita una serie de "errores" cometidos por L'espresso, La Repubblica y otros periódicos italianos en el momento de analizar una temática latinoamericana, sucedió en particular con el caso de Chávez. Lo curioso es que se trata de medios de comunicación, e incluso personajes políticos, de izquierda. De todos modos, según G.C.:
"Gota a gota, día a día, se están envenenado los pozos de la información en un sentido antilatinoamericano. Es la misma gota de veneno que desparramaba desinformación sobre Salvador Allende hasta hacer creer que el golpe que deseaba Estados Unidos era la mejor solución para terminar con un caos que no existía o que, en todo caso, había sido provocado para eso."

Que exista una campaña estadounidense para desprestigiar el "eje del mal latinoamericano" es muy probable. Que los políticos de L'Unione (la izquierda italiana) y sus órganos de prensa, se hayan prestado para ello me parece ilógico.

Para mí la explicación está en el punto de observación eurocéntrico. Pienso que en los últimos tiempos todas las problemáticas interculturales tengan la misma raíz. El fenómeno no es nuevo. Ya en los años sesenta, cuando se creía firmemente que desde América Latina vendría la revolución con su Hombre Nuevo, la izquierda caía en lugares comunes, errores de valuación y con ellos construía su imaginario latinoamericanista. América Latina ocupaba el lugar que Europa necesitaba. ¿Y cuál era? Pues la utopía de una revolución, poder soñar con una salvación cuando en Europa habían fracasado todos los intentos, cuando se observaba día a día avanzar al capitalismo con su enfermedad consumista.
¿Y hoy cuál es? Europa hoy está asustada. El discurso institucional tiende siempre a reafirmar determinados valores como los únicos válidos. Europa, para tranquilizarse, necesita creer que su mundo es el más justo. Necesita cerrarse, defenderse. Todo los que es extraño, lo que no le pertenece, lo que no es "puramente" occidental le genera temor. Si algo no entra en sus cánones viene automáticamente rechazado. Y Chávez es un caso sino raro, al menos complejo.

G. C. cuenta como se habló (errando varios datos, dicho sea de paso) de la elección de Michelle Bachelet y se calló la de Evo Morales. Creo que la explicación de éste hecho sea patente. En Europa, y en particular en Italia, se está combatiendo por los derechos de la mujer. Derechos apedreados por el gobierno Berlusconi desde varios frentes. Recordemos sólo los dos útlimos. La ley sobre la fecundación artificial que denigra a la mujer porque se entromete en su vida, en su libertad. La negación de las "cuotas rosadas" (proyecto de ley ya mal parido desde su título machista), único sistema para frenar, al menos en parte, la disparidad de género. El caso chileno fue usado como un buen ejemplo. Usado. Esa es la palabra, la información sobre América Latina es funcional a determinados intereses, se toma de allí lo que al observador le sirve en ese momento para sostener algo que le concierne. Es como con las catástrofes mundiales. Cada vez que hay una lo único que interesa es saber si había o no italianos. Si había, la catástrofe ocupa los titulares, si no había pasa a un segundo plano. (Nunca voy a entender el nacionalismo. ¿Por qué me tendría que importar más una persona que nunca ví en mi vida y que no tiene nada que ver conmigo, que vive a kilómetros de distancia más que otra que tampoco nunca ví en mi vida pero que vive del otro lado de la frontera y qué quizás, esté mucho más cerca de mí? O no, o igual de lejos pero no "más" lejos.)

De Evo Morales no se supo casi nada, es verdad. Europa sigue sin revisar seriamente su pasado colonialista, sin querer saldar las cuentas. En este momento no podría jamás admitir un revisionismo que pusiera en dudas su supremacía occidental. ¡Justo ahora que está dando clases de civlización en Oriente! Los fantasmas mejor dejarlos en el armario.

La desinformación crónica de Europa no puede leerse siguendo una teoría de la dependencia, sería preferible considerar una serie de fenómenos que se entrelazan alrededor del factor cultural.




jueves, marzo 16, 2006

Crónica de las elecciones italianas. Entre ministros espías, guerrilla urbana y duelos.

1. El duelo

El 9 y 10 de abril se vota en Italia. ¿Berlusconi o Prodi? Las encuestan dan primero a Prodi, pero lejos estamos de poder cantar victoria. Falta casi un mes. El martes se tuvo el primer "duelo" televisivo. (Meto "duelo" entre comillas. En un país infestado de mafiosos sería bueno quitar, desde el lenguaje, varias costumbres ilegales). En las elecciones anteriores Berlusconi, indicado primero por las encuestas, se negó a encontrar directamente su adversario. Este año se hacía el difícil Prodi. Es sabido que al que va ganando, si encuentra una buena excusa para no quedar como cobarde, le conviene no presentarse en televisión. Y Prodi vaya si tenía excusas.

En Italia, un mes y medio antes del día de las elecciones rige una ley llamada "par condicio". Esto significa que los medios de comunicación no pueden nombrar ni hacer referencias de ningún tipo a los partidos o personajes políticos. Salvo, claro está, en los programas político periodisticos o en el informativo, donde se mide cronómetro en mano la presencia de cada candidato. (Como si la comunicación fuera sólo cuestión se segundos, pero éste es otro tema). Si el programa no cumple con la paridad se cae en una violación de la ley. Pues bien, unos diez días antes de la entrada en vigor, Berlusconi se paseó practicamente por todos los programas televisivos. Por la mañana lo encontrábamos desayunando y hablando de fútbol en canal 5, al medio día cocinando una pasta en un programa para amas de casa, por la tarde cantando y de noche sentado en otro living contando de sus dotes de hombre, de empresario y de primer ministro. Luego, en plena "par condicio", aprovechandose de ésta última investidura a la cual no renunció, lo pudimos ver durante horas en directa televisiva desde el Senado norteamericano, en un discurso declaradamente político donde desvistió sin culpas su conservadurismo.

Berlusconi, con su impecable traje azul y su camisa blanca, con su sonrisa perfecta, sus frases claras y su chiste pronto, nos comunica seguridad, tranquilidad, eficacia, superioridad. Miente sin que se le mueva un pelo, sin que un brillo torcido de un ojo se le escape, sin que el movimiento de una mano lo denuncie. Repite siempre lo mismo, una y otra vez, hasta convencernos. Recita de memoria números y estadísticas. Otra de sus técnicas, que ha enseñado a sus secuaces, es hablar sin parar sobre la voz de su adversario. Y últimamente incluso, presentarse sin adversario. Un monólogo apoyado por sus periodistas amigos.

Esto quedó demostrado cuando el 12 de marzo, luego de pocos minutos de entrevista televisiva se enojó con la periodista Annunciata porque no le preguntaba lo que él quería y en directa se levantó de su silla y abandonó el estudio.

El martes fue el gran día. El "duelo" televisivo entre Prodi y Berlusconi. Éramos 16 millones pegados a la tele. El acuerdo entre los asesores de Forza Italia y L'Unione fue seguir el modelo americano de debate: ambiente austero, preguntas iguales para los dos candidatos, dos minutos y medio para responder más un minuto sucesivo para eventuales aclaraciones. Era la primera vez que en Italia se hacía algo así. En genaral las discusiones políticas son un gran relajo: insultos, unos que hablan sobre los otros, griterío. Muy italiana la cosa. Conociendo el paño, la izquierda sólo podía presentarse con garantías, y qué mejor que seguir el format de la "gran democracia".
Sucedió algo inesperado. Berlusconi perdió. No podía hacer uso de sus técnicas. Prodi no cayó en ninguna de sus provocaciones. Berlusconi, por primera vez, estaba nervioso, débil. Metió la pata ante una pregunta sobre el rol de la mujer, no tenía para dónde disparar ya que su mayoría política no votó la ley que obliga a la cuota de participación femenina en el senado. Respondió en modo machista y ofensivo. Justo contra las mujeres, sus votantes más fieles.
Prodi era demagogo. Estaba más parecido que nunca a un cura. Predicaba felicidad y energía para el futuro. De todos modos, conociendo sus dificultades de comunicación, se portó de maravilla. Respuestas simples, proyectos creíbles. Pero no dijo nada de izquierda, como dice Moretti.

2. Los ministros
El gabinete ministerial del gobierno Berlusconi ha ido renunciado por distintos escándalos (remeras anti islam, agujeros financiarios, discriminaciones en el parlamento europeo). El último fue la semana pasada. Se descubrió que Storace, ministro de salud, había encargado una actividad de espionaje contra sus opositoros en las pasadas elecciones regionales.

3. La mafia
Las listas de Forza Italia están repletas de nombres de mafiosos pero nadie dice nada. Ni siquiera la izquierda, o el partido que se llama de izquierda. No entiendo por qué no se hace una lista con todos los candidatos precesados. ¿Cómo es posible que se acepten mafiosos en el senado?

4. El fascismo
El sábado 11, en Milán, grupos fascistas recordaban la fundación del partido de Mussolini en el 1919. Unos pocos cientos de jóvenes que pertenecen a los centros sociales salieron a impedir la manifestación. Antes de encontrar a los disciplinados fascistas, todos de negro y marchando en filas ordenadas con el brazo en alto, los no global quemaron autos, el local de Alianza Nazionale (el partido fascista) y apedrearon vidrieras. La policía demoró en intervenir, quién sabe por qué. Hay muchos heridos y presos. La izquierda salió enseguida a decir que ellos no tenían nada que ver, que no estaban de acuerdo con la violencia. La derecha los acusa. Y yo me pregunto ¿pero nadie habla de la manifestación fascista? ¿Cómo se puede permitir una manifestación de nostálgicos racistas y asesinos?

5. Las imitaciones de Berlusconi.
No hay demasiadas esperanzas para éste país. La culpa de todo no es de Berlusconi. El representa una mitad de ciudadanos que se le parecen. Que viven en un mundo de apariencia, de superficialidad. La televisión, autoreferencial, de puro entretenimiento, funciona porque la gente la mira. Casi todo el cine es insoportable, porque actores y directores sólo conocer un lenguaje: el de la tele. En un clima chato, millones de años luz de otros tiempos en los que éste país iluminó el camino. Sin embargo hay excepciones. Italia tiene genios. Y para mí en éste momento son los cómicos. Difícil encontrar más de un poeta, más de un novelista, más de un pintor, más de un músico contemporáneo capaz de emocionar. El ingenio y la emoción la poseen, paradojicamente gracias a la censura, los que hacen sátira política.
Hay un personaje, Cornachione, que representaba un fans de Berlusconi. Luego de un tiempo ya nos estábamos aburriendo de él. Hasta que con la par conditio tuvo que renovar su personaje. Y ahí apareció el muy cara dura vestido de Napoleón. Al otro día, para todos Napoleón era Berlusconi y listo, todo el que quisiera podían seguir tomándole el pelo sin violar la par conditio. Otro showman es Fiorello, hasta ahora inocente, gran imitador de cantantes, personaje simpático, poco polémico, y hasta desinteresado de la política. Fiorello tiene un programa de radio, medio que prefiere a la tv. Allí creó un personaje llamado "Lo Smemorato", "El olvidadizo", justo cuando las declaraciones de Berlusconi eran absolutamente contradictorias. "Lo Smemo", para los íntimos, con una voz y un léxico identicos a los de Berlusconi, pierde la memoria cuando le dicen algo que no le gusta.
Hay también varias mujeres que hacen sátira, se parecen a filósofas.
Éstos artistas se han ido salvando, porque como creo que contaba en otro post, los cómicos censurados en la televisión son muchos. ¿Serán considerados inofensivos, o incluso positivos? Quién sabe. Para nosotros son liberadores.

Conclusión
Dicen los expertos que un debate televisivo sólo puede hacer ganar o perder un punto. Lo que todos pudimos comprobar y hasta Forza Italia reconoció, es que Berlusconi se la ve venir y está nervioso. Lo que todos tememos es lo que pueda hacer. No es uno que sepa perder.

miércoles, marzo 08, 2006

Funes el memorioso.

Lo lindo de tener mala memoria es poder leer "El pozo" de Onetti como si fuera la primera vez.

En pasado sentí admiración por los memoriosos. A mi tía M., el nombre de un monumento extranjero, pronunciado al azar por un comensal desprevenido, le provoca una expulsión de acontecimientos históricos, citaciones literarias y pictóricas que tienen por sujeto el citado monumento. Mi tía M. es utilísima para hacer crucigramas. Un día, en uno de sus momentos de exaltación, confesó recordar el período que pasó en la panza de su madre. Años después comprendí que no pudo olvidar la puteada de su madre cuando la parió. Fue la causa de su locura.

Una vez amanecí con un hombre que me dijo: "Las mujeres son como las ciudades, para saber si se las ama hay que conocerlas recién despiertas." Olvidé el autor, o quizás nunca me lo dijo. Hubo albas en que le repetí esta frase a una ciudad. Como autor puse a James Joyce sabiendo que era imposible. Al hombre no recuerdo si lo amé y tampoco si llegué a olvidarlo.

Soporto bien, diría, no recordar la tabla del 8 ni el camino para volver a casa. Lo que me molesta de mi mala memoria es cuando se presenta, provocando angustia, sospecha, picazón, la borrosa sensación del déjà vu. Ahora por ejemplo, creo que ésto que estoy escribiendo es la burda imitación de un texto que escribió alguien, quizás yo misma, en un tiempo olvidado.
The WeatherPixie