domingo, octubre 30, 2005

El fantasma de Italo Calvino y o país mais grande do mundo según Le monde diplomatique.

Soy fans de Le monde diplomatique. En Italia sale a mitad de mes con Il Manifesto. Un amigo me dijo que a nuestro pueblo sólo traen tres: uno para él, otro par mí y me ha propuesto espiar a turno para descubrir la identidad del tercer izquierdista. Desvelado el misterio, nos iríamos en trío, con nuestros periódicos bajo el brazo, a tomarnos un café al bar del Fascista. Debe transitar algún forastero por aquí, porque cuando se me pasa la fecha ya no lo encuentro.

Lo leo de atrás para adelante. La mayoría de los artículos están ilustrados con reproducciones de cuadros. Del número de octubre me gustó uno de Pedro Cano, "Sofronia", un homenaje a las Ciudades Invisibles de Italo Calvino.

Cuando llegué al artículo de tapa, me encontré con el título "Brasil, el estrago" con la firma del inigualable Ignacio Ramonet. Cuenta la corrupción del gobierno de Lula y la desilusión que provocó en todos nosotros. Me llamó la atención que Ramonet hablara de una "corrupción pasiva" que definía como la corrupción de los gobernantes para enriquecerse personalmente; y de una "corrupción activa", hecha en nombre de un interés común y superior: los intereses del partido. Hasta ahora, nadie pudo comprobar que los corruptos del PT hayan engordado los bolsillos de sus propios pantalones, por eso Ramonet, con la claridad y rigor que lo distinguen, explica la diferencia. No es lo mismo una corrupción egoísta que otra motivada por "el bien de todos".

Confieso, también yo había evaluado la diferencia.

Pero como leí el artículo con el cuadro de Pedro Cano en la cabeza me acordé de unas declaraciones de Calvino. Calvino era comunista, se separó del partido con la gran división del PCI, después de la invasión soviética de Hungría en el 1956. Calvino contaba el sentimiento esquizofrénico que lo aquejaba. Porque se veía obligado a defender las "buenas intenciones" del régimen soviético, que terminaba siendo y haciendo lo mismo que condenaba. Las metáforas de Calvino son como sellos, ahora me están viniendo otras pero no me quiero ir por las ramas con su barón rampante.

Me quedo en su esquizofrenia. Esquizofrenia. Esquizofrenia. Esquizofrenia.

miércoles, octubre 26, 2005

Pan y cebolla, contigo

Cuando era chica, el día de mi cumpleaños o si pasaba con Sote, mi madre me preguntaba: ¿qué querés comer? Preguntaba por preguntar, porque mi respuesta segura e inmediata era: milanesas con papas fritas.

Dejé de esperar los cumpleaños, pero sigo esperando los Sotes. De modo que, consideré oportuno prepararme para la pregunta. He elaborado una lista:

un balde de cerezas de junio
la torta de puerros de mi abuela 'Ema
pez espada
spaguetti con salsa de mariscos
picada vasca, en San Sebastián, a las 19 horas
la carne con ciruelas de mi madre
el asado al horno con papas de su madre
tapas, en Barcelona o Granada
el kebab del bar de la estación de trenes de Brescia
el helado gigante de la mejor heladería del mundo, en Verona
buñuelitos de algas en La Paloma de hace 15 años
el arroz "alla pilota" de cerylo
ravioles de zapallo
mis empanadas
sopa de pescado con aïoli en el puerto de Marsella
la pizza al tacho del Tasende
pão de queijo recién salido del horno
mucho jamón ibérico
chivito al pan, ¿sigue estando el carrito de Punta Gorda?
casquinha de siri, en un bar de Florianópolis con vista al mar

ah, también me apetecen unas milanesas, claro, pero al horno y que salgan con puré por favor.

Posted by pochita morfoni

lunes, octubre 24, 2005

Comunistas eran los de antes.

Casi no miro tele. Odio la tele. Sólo miro las series americanas, previa grabación en vhs, porque sufro las secuelas de una enfermedad juvenil, relacionada con el consumo y la producción de publicidad.

Esta semana hice una excepción. Un programa anunciado con bombas y platillos, el único desde el gobierno de Berlusconi que salía al aire sin haber pasado por la comisión de censura. Título: RockPolitik. Director, ideador, presentador, cantante, montador y sonidista: Adriano Celentano. ¿Se acuerdan de Celentano?

Porque en Italia hay censura televisiva. Las víctimas son los periodistas y los que hacen sátira política. Los periodistas censurados no son sólo los de izquierda, también les toca a los inteligentes (no siempre coinciden), como Enzo Biagi. "Todos comunistas", dice el Sr. Presidente.
Los "aristófanes" que no pueden entrar en los estudios de los canales son, simplemente, los mejores. Luego de una imitación al Sr. Presidente, o una ironía sobre su noble proceder, zaz, vine el despido. El Sr. Presidente es muy narcisista y sufre de manía persecutoria, porque en realidad no es él único que cae en las garras de los "aristófanes comunistas". La fauna gobernativa ofrece una amplia gama de ejemplares. Sobran bestias ignorantes, que son un chiste ya sin imitación. Y la agrupación de izquierda no se queda atrás. Cada uno de ellos tiene su rol en una gran tragedia que por suerte algunos iluminados transforman en comedia.
Pero a los brutos que nos gobiernan les molesta, debe ser porque el sentido del humor es una exclusividad de los seres superiores.

De RockPolitik se venía hablando desde hacía tiempo. Porque era el programa de Celentano, porque sólo él cuesta millones y millones, porque se decía que había invitado a los peronajes despedidos por la dirección de la Rai, porque luego de años de tratativas, RockPolitik salía sin pasar por la censura, condición irrenunciable de Celentano. ¿El motivo de la excepción de esta seudo-democracia? Una larga historia de audience que prometía engordar las cajas registradoras en sólo 4 puntadas.

Y llegó el día. Una escenografía millonaria estilo ópera postmoderna. Celentano vestido de conde Drácula, de espaldas. Al rato (una característica de sus programas es dilatar el tiempo, hacer uso sin tabú del silencio televisivo) se da vuelta. Y... ¡canta! Me fui al baño.
Cuando volví había cambiado vestuario, estaba haciendo un discurso con cara de intelectual. Desde un púlpito hablaba por metáforas. Decía: "Guerra es...lento". "Paz es...rock". "Sexo es...rock". "Droga es...lento" Y así siguió con comparaciones obvias que ya olvidé.
De los publicitados invitados especiales sólo aceptó venir un periodista, Santoro, que estaba tan emocionado por tener un micrófono en mano que terminó saludando a las hijas. Los demás, como acto de protesta contra la dirección de la Rai, y con excusas elegantes, no vinieron. Mejor, ya temía que se me cayeran del pedestal.
Celentano siguió cantando y haciendo discursos largos, tontos y sin sentido.
De repente, proyectó en una pantalla gigante un ranking de libertad de prensa. Italia ocupa al lugar 77. Para los curiosos: Uruguay tiene el puesto número 70 y uno de los últimos es Cuba.
Por suerte apareció un cómico al que no se le veía el pelo desde hace años, Crosa se llama. Cantó una canción estilo flamenco. Invocaba un "Zapatero" para Italia, cantaba "Zapateeero....Zapateeeeero quiero uno con tu carisma...me faltas tú". Con tono hilarante se lamentaba de haber tenido que votar a un tipejo que viene de la derecha, como Mortadella, para poder sacar al Sr Presidente sátrapa.
"Zapateeeero...Zapateeeero"
Publicidad. Y otra vez Celentano con sus discursos oscuros. Un montaje con la guerra de Vietnam y hippies, que no entendí. Y tá.
Me fui a lavar los dientes confundida. ¿La rebeldía italiana es Celentano? Rebelión de masas, pues esa noche los "comunistas" delante de la tele fuimos 11 millones.

jueves, octubre 20, 2005

Je est un autre, decía Rimbaud.

Un buen día descubrí que yo era "el otro". Algo había intuído, pero nunca me había sentido"el otro". Y quizás tampoco el contrario. Que yo recuerde no había en mi vida montevideana contacto con ningún tipo de alteridad. La única diferencia que sentía era de gender: yo mujer, tú hombre. Por el resto, eramos todos más o menos lo mismo. Hay gente que siente la diferencia de clase o de nivel cultural, yo nunca la sentí, ni para abajo ni para arriba. Pienso en un niño palestino y su contacto con el "otro" hebreo, o una sociedad con una fuerte alteridad racial, o en la mariginalidad económica. Nada de esto pasaba en mi vida uruguaya. Todos codo a codo.

Sentirse "el otro" no puede explicarse a nivel teórico. Es una escisión. Escribo "sentir" y es importante. Porque no se trata de darle o no peso, es la sensación lo que cuenta. Un desplazamiento geográfico paulatino, porque es verdad que primero llega el cuerpo y después el alma, provocó que una mañana me despertara partida. Desde ese momento, en cada minuto de mi vida yo estaría separada del resto. Un sólo ejemplo: la radio le hablaba a un “nosotros” (italianos, occidentales, europeos) que no me incluía, y yo también estaba ahí, escuchando, como tantos "otros".

Ando, desde hace años, desesperada por entenderlo. Lo más confortante de las obsesiones, al menos en mi caso, es descubrir que no estoy sola. Litros de tinta se han gastado en el tema, y casi todos sus autores, filósofos, críticos literarios, estudiosos de las culturas, novelistas, cineastas, lo han vivido en la propia piel. Desde el momento que padecieron la alteridad, su punto de vista se movió. Siguieron escribiendo novelas, filmando, filosofando, pero desde el nuevo lugar. Es inevitable.

En éste momento me encuentro en una etapa sucesiva. Resignación. No volveré jamás a ser completamente la que era y tampoco seré completamente la que debería ser. Seré un híbrido. Muchos datos me lo indican. El más evidente es el lenguaje contaminado.

Me alegra saber, otra vez mi alegría de la compañía, que mucha gente está en mi situación. Basta leer los blogs de los migrantes de hace tiempo: "frijoles y plátanos" van pegaditos a un "che vos", los habitantes anglosajones olvidan el lugar de los tildes, el rol de las preposiciones se confunde. Si escribo sobre esto es porque leí un post de Madrugada. Ella no sabe si donde está la entienden, si llegan hasta ella. Y tampoco sabe si donde estaba se dan cuenta que sigue estando.

A mí, sería hipócrita negarlo, la nueva condición me gusta. Lo que no consigo es que me acepten. Justo en éstos días estoy peleando, palabra por palabra, un mamotreto aburridísimo que escribí en italiano. Me dicen: "pero ésto se nota que no está escrito por un italiano". Y contesto: "Y claro, si no soy italiana, está bien que se note, así tiene que ser".
Hay lenguas más contaminadas que otras. Los idiomas de los colonizadores por ejemplo: inglés, francés, español, portugués. Italia tiene inmigración desde hace pocos años y no se deja penetrar. A mí me parece una lástima. No pretendo cambiar el idioma de Dante, no soy tan arrogante, pero podrían probar como suena el italiano escrito más colquial, menos rebuscado. (No sé si notan que cuando me conviene me hago la boluda y me pongo yo misma del otro lado). Lo que escribí es un ensayo, no es literatura, eso me dicen. Pero es que los ensayos, al menos los de cine, están todos escritos exactamente igual, parecen un formulario que cada estudioso completa. Mi condición de diferente, hace un tiempo, me hubiera preocupado muchísimo. Ahora no, quiero que se note, sino se trataría de engaño, o por lo menos de simulación.

Lo que dudo es si tendría la misma fuerza de voluntad en Uruguay. Quién sabe si sería capaz de confesar que ya no puedo vivir sin el aceite de oliva extra-virgen; sin las canciones de Fabrizio De Andrè; sin cenar a las 7 en punto; sin mi amor por Pasolini; sin mi ración de pasta; sin mis ganas de negarle el beso a los desconocidos; sin mis cinco productos para limpiar el baño; sin Fahrenheit, mi programa de radio preferido; sin mi odio por Berlusconi; sin mi adicción a las bibliotecas públicas soleadas; sin mi anti-clericalismo fanático; sin que se me escape un “cioè”.

¿Podrán acoger esta cosa en la que me he convertido?

Ahí es cuando me acuerdo de Tzvetan Todorov, que dice que en la vida de una persona es posible asimilar hasta tres culturas. Que la vida no da para más. Y debe ser verdad, la hibridación es un proceso lento (además de doloroso y sin posibilidad de retroceso).

Entonces me dan ganas de ir a por la tercera.

martes, octubre 18, 2005

El pueblo unido jamás será vencido.

A veces me gusta hacer lo que todos hacen. Así que el domingo me metí la credencial en el bolsillo y me fui a votar. No tuve que ir muy lejos, la mesa de votación estaba abajo de mi casa. Mis vecinos me esperaban con un vaso de vino y una feta de torta. Una fiesta.

Eran las elecciones internas de "L'Unione", la agrupación de centro-izquierda. En Italia, para no perderse, cada partido viene con coordinadas geográficas: dos grados debajo de la izquierda, dos a la derecha de la derecha de la izquierda.

Voté a la mayoría. Al feo "Mortadella". Un ex Demócrata Cristiano. Qué asco.

Los más optimistas esperaban un millón, un millón y medio de afluencia a las urnas. Fuimos más de cuatro millones. Y eso que para votar se pagaba: mínimo un euro de donación al partido.

¿A quién le importa el pasado del Mortadella? Nuestro objetivo lo conseguimos: cuentan que al Berlusca, por el cagazo, se le saltaron de la cabeza un par de sus pelos injertados.

martes, octubre 11, 2005

La destrucción norteamericana de un “proyecto de cinéfila”. (I hate America).

Una tía se entrometió entre mi cinéfila preferida y yo. (Por los antecedentes bajar hasta el post "Cinéphile") . La niña se me apareció en el zaguán con una pila de películas apretadas contra la barriga, regalito de la tía.
Anna, que en realidad no se llama Anna, así que vamos a adoptar la nueva nomenclatura de guano y rebautizarla: 'Via. Via también traía a su hermano 'Vio, un personaje de cuya amistad me siento orgullosa.
Atrapé la situación al vuelo y me adelanté con una serie de excusas para evitar una tarde de cine hollywoodiano.
'Via muy pancha me dejó hablando sola y se fue a pactar con otro personaje, uno de esos que caen facilmente ante los pestañeos de un rubia.
Play.
Programa de la primera franja horaria: "Troy"
(No nombremos a su director, por las dudas que sea como "Tu Sabes Quién" de Harry Potter. La peli es esa con Brad Pitt medio desnudo haciéndose pasar por Aquiles).
'Via y 'Vio ya la habían visto un montón de veces, nosotros no.
A medida que la guerra de Troya avanzaba nos íbamos transfiirendo al sillón grande. Nos hacíamos pelotita entre el gato, las mantitas y el pegote de una barra de chocolate.

Recordarán la guerra de Troya, es la que cuenta Homero en la "Ilíada", la que dura 10 años, la guerra en la que mueren Aquiles y Héctor, la del caballo relleno de soldados para entrar en la ciudad. ¿Se acuerdan? Yo me acordaba más o menos. Por suerte 'Vio recién la había estudiado en el liceo y nos refrescaba la memoria.

Me entró a venir desesperación por 'Via, por su bello e inocentre cerebro cinéfilo que tan bien estábamos llevando. "Troy" es una película terrible.
De pronto escuché mi voz (y ya esto es extraño, en el cine hay que callarse), estaba diciendo:
"Bueno, pero no era así, en realidad aquí faltan los dioses"
"Acá tendría que venir Afrodita".
"¿Dónde está Zeus?"
"Helena en realidad estaba enamorada de Menelao"
"Paris no es cobarde"
"¿Un griego ateo?"
'Via notaba mi nerviosismo de exaltada, creo que lo interpretó como una preocupación por el destino trágico de griegos y troyanos. Entonces, para tranquilizarme, me adelantaba cada maniobra con la espada, me revelaba quién iba a morir y quién a salvarse, dónde venía el beso, si era el momento de taparse los ojos para evitar el susto. Le dije que no se preocupara, pues por mi personaje preferido, que es y será siempre Ulises, estaba tranquila: tenía toda la "Odisea" por delante.

Juro que jamás digo "el libro era mejor". No lo hago siquiera en casos extremos como éste y no sólo porque sonaría ridículo. Soy por la libre interpretación, por la irreverencia, por el derecho de cada lenguaje a utilizar sus códigos. Soy medularmente antropófaga, como decía el grande Oswald de Andrade, en su manifiesto, cuando reclamaba la libertad de las culturas de devorarse entre sí. Cotidianamente enfrento el mito de Grecia como cuna de la Cultura y discuto y pataleo. Hasta soy bastante postmoderna, defiendo el pastiche y el arte pop.

Pero una Guerra de Troya sin dioses no la puedo soportar. Es demasiado irreal.

(El cuadro es "Caballo de Troya" de Tiepolo)

viernes, octubre 07, 2005

Huelga / Sciopero

Guano no tiene mucha pinta de ser un medio de comunicación. De todos modos la solidariedad y la rabia contra el petiso son más fuertes.
Junto a los compañeros italianos de todos los medios de comunicación, hoy guano, por primera vez en su historia, está de huelga.

martes, octubre 04, 2005

I Love America


Dios salve la América y nos proteja de la televisión italiana. Hollywood está en crisis y yo sonrío. Pero las series, que sean bendecidas. Mi preferida es "The Shield", pero hay otras. El canalla de Berlusconi (porque la culpa de todo es siempre suya) ha sustituido C.S.I. NY con la versión ambientada en Miami, es insoportable. Mientras espero que vuelva la serie de NY y el capítulo doble que dirigió Tarantino, me entretengo con "Desperate Housewives".
En "Desperate Housewives" estamos recién en los primeros capítulos del primer año. Al principio me pareció una especie de "Dallas", pero luego me recordó "El crepúsculo de los dioses" ("Sunset Boulevard"), la maravillosa película del 1950 de Billy Wilder, contada desde el punto de vista de un muerto y que era una gran denuncia de la hipocresía en general, y de la de Hollywood en particular. Estas amas de casa de la tele también tienen su muerto que habla, también esconden secretos detrás de los blancos muros con jardines de plástico. Sus secretos son los de la burguesía americana. Habrá que seguir mirándola, a primera vista me parece que recupera la elegancia del cine clásico y abandona las ediciones estilo mtv que vician el resto de las series. Cine clásico pero con un toque feminista, lo cual es en sí mismo una contradicción muy atractiva.

Como decía, mi preferida es "The Shield". En el capítulo de presentación, vemos un grupo de policías que entran en una casa. Hay una mujer muerta tirada en el suelo. El policía blanco, joven y prolijo hace comentarios vulgares sobre las tetas de la mujer. Una mujer violada y acuchillada. Es un asco y es sólo el inicio. Mi héroe no es él, es un gordo musculoso y pelado, Vic Mackey (Michael Chiklis). Su personaje podemos leerlo como la perfecta representación de la política de Bush: es violento, tortura, asesina y usa métodos sucios, pero sólo con los "malos", con los que se lo merecen. Si roba es para salvar a su familia, si mata lo hace para salvar a los "buenos" o a él mismo, que después de todo es el héroe. "The Shield" es, sin dudas, políticamente incorrecto. Racismo, machismo, violenza. Es fácil que luego de uno o dos capítulos, aunque sea por un breve instante, odiemos a los mexicanos porque se metieron en "nuestra" América, a los negros, siempre con sus reclamos victimistas, a las mujeres divorciadas que molestan a sus maridos con exigencias histéricas. En el último capítulo que ví, vamos por la serie n. 4, tenemos a Glenn Close de jefa de la comisaría; un amigo de Vic pedófilo que se salva de ir a la cárcel (no hay como estar bajo la protección de Vic); una prostituta negra con SIDA violada, pero acusada de asesinato porque no le avisó a su violador de usar el preservativo; un policía latino que se masturba con la filmación de la violación.
La música de la serie es excelente y me gusta que tenga siempre un rol de protagonista o acorde con la temática.
En el íncipit de cada capítulo hay una breve edición, del tipo "lo que pasó antes", pero no es, como en general, la edición del capítulo anterior. El íncipit de "The Shield" mezcla varios capítulos que tienen que ver con lo que se tratará en el nuevo, nos propone, desde el pasado, una asociación de imágenes. El encadenamiento no es lineal, lo cual le da un toque realista que me gusta. Los personajes desaparecen por un tiempo y luego vuelven, lo mismo con las obsesiones, los amores, los delincuentes. Así, como en la vida.

Si creyera que los espectadores son máquinas tontas que absorben como esponjas lo que ven en la tele estaría entre los numerosos opositores de la serie. Si sospechara que uno minutos semanales de tele podrían hacer añicos mis principios antimperialistas, feministas con moderación, igualitarios sin restricción, antiracistas, antiglobales, etc., etc., capaz la apagaría. Sin embargo pienso que "The Shield" podemos leerla de muchos modos, y yo elijo verla como un retrato sincero y despiadado de la parte más inmunda de la sociedad americana que a través de la televisión por un proceso extraño, se convierte en arte.
The WeatherPixie