lunes, julio 03, 2006

Nunca me gustó Clark Gable.

- Ceryle, dale, cambiá un poco de tema. La estás embolando con tus historias. ¿A quién carajo le importan?
- ¿Y de qué escribo?
- Yo que sé, de lo que sea. De cine, de...
- Bueno, está bien.

- Pero ponele alguna foto al menos.
- Es que blogger no me deja, pruebo mañana.
- Ufa.

Nunca me gustó Clark Gable.
Será porque no me simpatiza Rhett Butler.
Será por el bigote.
Será porque se parece a Cantinflas.
Será porque soy fiel a Cary Grant.

Cada una de mis objeciones científicas corre riesgo ahora que lo he visto junto a Claudette Colbert en "It Happened one night", la screwball comedy que dirigió Frank Capra en 1934.

Se me antoja contar la historia de la creación de la película. Pues sus vericuetos me dejan pensando lo imprevisible que es el cine.
"It Happened one nigt" está producida por la Columbia. Estamos en pleno Studio System, el sistema que rigió Hollywood desde los años treinta hasta los cincuenta, practicamente sin variantes.
La industria cinematográfica estaba compuesta por ocho sociedades grandes que dominaban el mercado. Las major eran Paramount, MGM, Fox, Warner Bros. y RKO y las minor Universal, Columbia y United Artist. El poco espacio que quedaba lo ocupaban algunos productores independientes, dedicados más que nada al cine de "serie B".
Las casas de producción tenían una estructura vertical y controlaban cada paso, desde la producción hasta las exhibición. Los directores y los actores eran empleados con un sueldo fijo. En éste sistema el poder mayor lo tenía el productor, era él quién decidía qué guión hacer, a qué director darlo y cuáles serían los actores. Para los demás quedaba poco margen de elección, eran asignados a las películas sin derecho a protestar. Para ganar cierto espacio de maniobra había que conquistarse el éxito, medido exclusivamente en términos económicos.
Cada sociedad tenía sus propios empleados. La MGM por ejemplo controlaba a Clark Gable, Spencer Tracy, Judy Garland y Greta Garbo. La Warner a Bette Davis, Humphrey Bogart y Errol Flynn. Cuando un estudio necesitaba una estrella que pertenecía a otra compañía, simplemente la pedía prestada, y si estaba libre y la negociación era conveniente, la mandaban envuelta en papel de regalo.

En plena Gran Depresión, la crisis más dura de los Estados Unidos, la Columbia compró por 5.000 dólares los derechos de "Night Bus", una historia breve de Samuel Hopkins Adams que había publicado la revista Cosmopolitan. Capra y el guionista Robert Riskin, que acompañará Capra en toda su carrera aportando la conciencia social típica de la política del New Deal, comenzaron a trabajar en la adaptación.
Al principio Capra quería como protagonistas a Robert Montgomery y Myrna Loy, ambos de la MGM, pero estaban ocupados. Al director de la MGM, el tiránico Louis B. Mayer, se le ocurrió ofrecerle a la Columbia Clark Gable. No por un ataque de generosidad, la verdad era que el bueno de Gable había pedido un aumento de sueldo y como se lo habían negado se declaró estresado y se internó en un hospital. Mandarlo a hacer una película menor con la Columbia era un castigo.
A Claudette Colbert los productores de la Columbia la fueron a buscar después de recibir reiteradas negaciones de otras actrices. Y tampoco ella, en ese momento con la Paramount, tenía gran interés en participar. Dijo que se iba de vacaciones, que sólo tenía cuatro semanas de tiempo para rodar y que la cuenta partía desde el día siguiente. Pidió además una cifra exagerada de dinero, 50.000 dólares. Ante la sorpresa de la prestigiosa y caprichosa actriz, la Columbia aceptó cada una de sus condiciones, incluso la de improvisar la filmación. La señora Colbert no tuvo más remedio que arremangarse y ponerse a trabajar. De "It Happened one night" diría, luego de la última claqueta, que era lo peor que había hecho en su vida. Palabras que se tragaría cuando, gracias a Frank Capra, ganó su primer y único Oscar, uno de los cinco que se llevaría la película.
El presupuesto total, incluido el elevado (para la época) sueldo de Claudette Colbert, era de 325.000 dólares.
Pues bien, tenemos un director entusiasta más un plot sacado de una revistucha, un presupuesto bajo, sólo cuatro semanas para rodar sin tiempo de preproducción, dos actores excelentes pero sin ningún interés en la película.

Y como si fuera poco estamos en pleno período de dura censura. En Estados Unidos regía el temible "código Hays". Que en realidad era un sistema de autocensura. Los estudios lo inventaron para regularse entre ellos y evitar la intervención externa. En el código Hays estaba escrito todo lo que se podía y no se podía hacer en 35 mm, según un moralismo hipócrita y exagerado, como suelen ser los moralismos. En un momento llegaron a prohibir la presencia de parejas durmiendo en la misma cama, aunque estuvieran legalmente casadas. No se podía mostrar ni dar a entender "perversiones sexuales", como la homosexualidad. Famoso fue el intento de censurar la frase de Clark Gable haciendo de Rhett Butler en "Lo que el viento se llevó", "Frankly, my dear, I don't give a damn", considerada demasiado atrevida.

Volvamos atrás, a los años treinta y a nuestro Capra. Quizás la censura explique la ausencia de una escena final con el encuentro apasionado entre los dos protagonistas. La verdad es que la escena sí está, sólo que fuera de campo, en ese espacio que prolunga el visible más allá del marco de la pantalla. No se ve y sin embargo existe. En "It Happened one night", Clark Gable y Claudette Colbert hacen el amor. Lo sabemos porque cae una frazada. ¿Cómo es posible? Puro lenguaje cinematográfico.

Otra razón de la ausencia de, al menos, un beso final podría buscarse en el género. "It Happened one night" no es una comedia romántica, es una screwball comedy. El género nace justamente con ésta película y con otra muy distinta, "Twentieth Century", del mismo año y dirigida por Howard Hawks con Carole Lombard y John Barrymore.
Se habla de screwball comedy cuando en un contexto de dificultades económicas como era la Gran Depresión, aparecen tramas que retratan copias románticas, un poco eccéntricas. La narración tiene algunos toques de slapstick, hay diferencias de clase que se superan porque allí el dinero no tiene valor, lo que cuenta es el amor que nace a pesar de las situaciones cómicas por no decir extrañas. El género dura hasta el inicio de la guerra, modificando algunas caracterísiticas.
En ésta línea la que más adoro y que es una de mis películas preferidas en absoluto es "Bringing Up Baby", también de Howard Hawks, año 1938, con los entrañables Cary Grant e Katharine Hepburn. Grant interpreta un científico distraído propenso a meterse en enredos, hay un tigre que también hace de las suyas y una Hepburn mimada y caprichosa que al final cede.
Quién sabe por qué me gustan tanto las screwball comedy. Me seducen esos hombres convencidos de saberlo todo, torpes, siempre preocupados por otros menesteres que caen como soldaditos de plástico ante esas niñas consentidas. Me divierten, me enternecen. Mientras miro "It Happened one night" me reconcilio con Clark Gable.
Ah sí, como decía Truffaut, el cine es mucho mejor que la vida.

Un par de curiosidades más sobre "It Happened one night". La primera es que a pesar de la crítica negativa arrastró mareas de público. Rompió el record de taquilla y lo mantuvo por varios años. Cuentan que los espectadores incluso entraban a ver la película muchas veces seguidas. Si ésta actitud hoy día nos puede llamar la atención, hay que recordar que era bastante común para la época cuando una trama conseguía atrapar, y a "It Happened one night" los americanos la adoraron. Incluso la película tiene una versión radiofónica con los mismos actores.
La segunda es que, gracias a los premios Oscar y a las ganancias que le dio a la Columbia, Frank Capra logró hacer valer, al menos por lo poco que permitía el sistema, su rol de director. Su primera conquista como cuenta en su autobiografía ya del título, "The Name above the Title", es justamente conseguir que los afiches publicitarios incluyeran su nombre junto al título. Si bien lo hacía algún productor independiente y en la época del mudo -cuando el director tenía más peso- encontramos algunos afiches que lo colocan, con el Studio System la película pertenece a la empresa y el director simplemente no cuenta. O sea, las películas eran Columbia's y no Frank Capra's. A tal punto que cada productora defendía sus propios códigos estéticos, como un particular uso del color, de la encuadratura o de la dirección de los actores.
La batalla que gana Capra si bien es importante para lo que luego será la politique des auteurs, no significa en su caso muchos otros signos de independencia. Capra era un director clásico, en el sentido más absoluto del término. Y quizás por eso la Columbia le concediera cierto margen, estaba segura que seguiría al pie de la letra la transparencia narrativa, la encuadratura al servicio de la narración y no se permitiría jamás el pecado capital: un actor mirando el objetivo.

Hablamos de la partida a los tropezones de "It Happened one night". A pesar de todas las dificultades la película es redonda. Nadie diría jamás que Claudette Colbert y Clark Gable no estaban trabajando a su gusto y que el feeling que les sale por los poros no es real. Sin embargo, los apurones del rodaje y la falta de presupuesto podrían deducirse, en realidad sólo sería capaz de notarlo un antipático fanático de la coherencia narrativa, por algunos detalles. Detalles que no nos interesan porque ésto no es una crítica de cine, es sólo un post para contar que Clark Gable en las manos de Frank Capra desplega gran fascino. Según el director sólo estaba interpretando sí mismo. ¿Será así? Aparece borracho, con un sombrero a media asta, la camisa arrugada y comiendo zanahorias crudas. Teoriza sobre el striptease masculino, el difícil arte de hacer dedo y de mojar las rosquillas en el café.

Y cuando cae la frazada y entra el cartel The End, Clark Gable sigue siendo Rhett Butler.
Sigue teniendo bigote.
Sigue igualito a Cantinflas.
Y Cary Grant sigue siendo el primero.

The WeatherPixie