sábado, noviembre 11, 2006

Nos vamos al carajo (en bici)

En la Cámara baja se está votando el presupuesto general de la nación. Hay muchas quejas, enmendamientos a los artículos, discusiones, acuerdos. En fin, es una votación complicada y reñida, incluso dentro del partido de gobierno. En medio de todo ese lío, los diputados de la oposición eligieron un orden de votación particular. Votaron unos primero, otros después, algunos no votaron, en modo tal de lograr que las lucecitas que se prenden en la pantalla, reproduciendo las 630 butacas de la Cámara, mostraran la frase "Via Prodi". O sea, FUERA PRODI.
¿Les parece normal? Los pendejos se pusieron a hacer arte pop.

Una explicación existe. Hace unas semanas unos dementes de un programa de televisión, haciéndose pasar por periodistas serios, interesados en conocer la opinión sobre la ley del presupuesto, entrevistaron a 50 diputados. A mitad de la entrevista, la maquilladora decía que la frente del diputado estaba sudada y le pasaba un algodón.
La producción mandó analizar los 50 algodones, el test es confiable al 100%. Se descubrió que el 32% era positivo a las drogas, el 24% a la marihuana y el 8% a la cocaína.

Tener diputados drogados no estaría mal si liberalizaran el uso, al menos de la marihuana, y dejaran de ser tan hipócritas con leyes que penalizan al consumidor.
Podrían preocuparse más del presupuesto para la cultura, visto que también son artistas.

miércoles, noviembre 01, 2006

Vista al mar


"Visa al mar", "sonido de mar", "playa". Busca. Apareció una pareja, con unos nombres curiosos, ofreciendo hospedaje en su casa, casi en la frontera francesa. Con un click se podían ver las fotos de las vistas, la terraza, el jardín. Por ahí me pareció ver un mate, lo interpreté como una señal y reservé. Me tomé un tren y cinco horas después vi, finalmente, el mar. Dicen que pasa lo mismo con la gente de la montaña o del desierto. La inmensidad de la naturaleza se mete en los poros, invade, como un vicio. Se puede resistir sin hasta cierto punto, luego es insoportable la ausencia. Mar alcohol. Mar chocolarte. Mar sexo.
De persona, la enorme casa, llena de recobecos, de luz, de colores, aparecía idéntica a las fotos. Velas, inciensos, libros, cómics, películas, música, hamacas, todo a disposición de los huéspedes. El mar en todas las ventanas.

Cuando volví a caminar por Liguria tuve que admitir que aquí me siento en casa. Huele casi como la costa uruguaya: eucaliptos, pinos, palmeras, santa ritas, limoneros, jazmines. Sólo en éste ángulo de Italia se puede comer fainá, pascualina y torta de jamón y queso. No debe haber otro lugar donde traten tan mal al turista, casi molestos de la intrusión.
La gente es la que cuenta De Andrè en sus canciones. Se podría pensar que el poeta ligure se los inventó. Hasta encontrarlos. Ví un punk lleno de puntas plateadas con una enorme rosa roja en la mano, en la parada ensayaba con un amigo casi gemelo su declaración de amor. Ví llegar amantes a la estación. Bares colmos de locos. Aquí, en la playa dónde estoy escribiendo, un viejo juega en calzoncillos con su nieto, es que se vino de golpe el calor africano. Ayer almorzámos con un grupo de travestis escandalosos. Por la noche, tuvimos que recorrer quilómetros para encontrar un sucucho donde nos hicieran de comer.
Por las callejuelas del puerto se ven las paredes descascaradas por la humedad, las puertas carcomidas por el mar, adornadas con macetas florecidas y ropa colgando. Qué tendrán los puertos para encantarme. Serán las putas, será el aire de viaje, será el color de la piel del marinero.
En éstos días tan ociosos me acompañó un libro que abrí por casualidad. Sospechosa de la literatura promocionada, me negué a leerlo. La curiosidad me hizo ojear la primera página y ahí quedé atrapada. El periodista, escritor y corresponsal de guerra Tiziano Terzani le escribe a su hijo pidéndole que venga a escucharlo, se está muriendo y tiene todavía cosas para decir. Folco acepta y el libro es el resultado de esos últimos meses de charla. "La fine è il mio inizio" (El final es mi inicio") es el título. Lo más sorprendente del libro es el proceso de aceptación de la muerte en un estado casi de alegría, de total desprendimiento. Lo más interesante, para mí, fue leer en un lenguaje claro, casi simple, la historia de la guerra de Vietnam, de Camboya, los errores de Mao, el misterio de India y la concepción pacifista de Gandhi. Lo que me dejó es algo parecido a una filosofía de vida en busca de la libertad. Folco, de mi generación, cree en la existencia de una Organización. La Organización es secreta, no tiene líderes, ni bases, ni sede, pertenecen a ella personas de todo el mundo y se las reconoce cuando en el uso del lenguaje salen a relucir algunas palabras comunes. Los miembros quieren un mundo mejor, pero desconfiados, tratan de construirlo desde sí mismos, adoptando un estilo de vida lejos del consumismo y la violencia, cerca de la solidariedad, el respeto del otro y la libertad individual. ¿Será?

En éste pedazo del planeta es verano en otoño. El cielo está demasiado azul. Me desvisto. Me persuado de lucir un traje de baño. Camino muy segura de mí misma por la arena. Me tiraré a nadar en un agua pacífica, fría y transparente, en ropa interior.
The WeatherPixie