lunes, octubre 24, 2005

Comunistas eran los de antes.

Casi no miro tele. Odio la tele. Sólo miro las series americanas, previa grabación en vhs, porque sufro las secuelas de una enfermedad juvenil, relacionada con el consumo y la producción de publicidad.

Esta semana hice una excepción. Un programa anunciado con bombas y platillos, el único desde el gobierno de Berlusconi que salía al aire sin haber pasado por la comisión de censura. Título: RockPolitik. Director, ideador, presentador, cantante, montador y sonidista: Adriano Celentano. ¿Se acuerdan de Celentano?

Porque en Italia hay censura televisiva. Las víctimas son los periodistas y los que hacen sátira política. Los periodistas censurados no son sólo los de izquierda, también les toca a los inteligentes (no siempre coinciden), como Enzo Biagi. "Todos comunistas", dice el Sr. Presidente.
Los "aristófanes" que no pueden entrar en los estudios de los canales son, simplemente, los mejores. Luego de una imitación al Sr. Presidente, o una ironía sobre su noble proceder, zaz, vine el despido. El Sr. Presidente es muy narcisista y sufre de manía persecutoria, porque en realidad no es él único que cae en las garras de los "aristófanes comunistas". La fauna gobernativa ofrece una amplia gama de ejemplares. Sobran bestias ignorantes, que son un chiste ya sin imitación. Y la agrupación de izquierda no se queda atrás. Cada uno de ellos tiene su rol en una gran tragedia que por suerte algunos iluminados transforman en comedia.
Pero a los brutos que nos gobiernan les molesta, debe ser porque el sentido del humor es una exclusividad de los seres superiores.

De RockPolitik se venía hablando desde hacía tiempo. Porque era el programa de Celentano, porque sólo él cuesta millones y millones, porque se decía que había invitado a los peronajes despedidos por la dirección de la Rai, porque luego de años de tratativas, RockPolitik salía sin pasar por la censura, condición irrenunciable de Celentano. ¿El motivo de la excepción de esta seudo-democracia? Una larga historia de audience que prometía engordar las cajas registradoras en sólo 4 puntadas.

Y llegó el día. Una escenografía millonaria estilo ópera postmoderna. Celentano vestido de conde Drácula, de espaldas. Al rato (una característica de sus programas es dilatar el tiempo, hacer uso sin tabú del silencio televisivo) se da vuelta. Y... ¡canta! Me fui al baño.
Cuando volví había cambiado vestuario, estaba haciendo un discurso con cara de intelectual. Desde un púlpito hablaba por metáforas. Decía: "Guerra es...lento". "Paz es...rock". "Sexo es...rock". "Droga es...lento" Y así siguió con comparaciones obvias que ya olvidé.
De los publicitados invitados especiales sólo aceptó venir un periodista, Santoro, que estaba tan emocionado por tener un micrófono en mano que terminó saludando a las hijas. Los demás, como acto de protesta contra la dirección de la Rai, y con excusas elegantes, no vinieron. Mejor, ya temía que se me cayeran del pedestal.
Celentano siguió cantando y haciendo discursos largos, tontos y sin sentido.
De repente, proyectó en una pantalla gigante un ranking de libertad de prensa. Italia ocupa al lugar 77. Para los curiosos: Uruguay tiene el puesto número 70 y uno de los últimos es Cuba.
Por suerte apareció un cómico al que no se le veía el pelo desde hace años, Crosa se llama. Cantó una canción estilo flamenco. Invocaba un "Zapatero" para Italia, cantaba "Zapateeero....Zapateeeeero quiero uno con tu carisma...me faltas tú". Con tono hilarante se lamentaba de haber tenido que votar a un tipejo que viene de la derecha, como Mortadella, para poder sacar al Sr Presidente sátrapa.
"Zapateeeero...Zapateeeero"
Publicidad. Y otra vez Celentano con sus discursos oscuros. Un montaje con la guerra de Vietnam y hippies, que no entendí. Y tá.
Me fui a lavar los dientes confundida. ¿La rebeldía italiana es Celentano? Rebelión de masas, pues esa noche los "comunistas" delante de la tele fuimos 11 millones.
The WeatherPixie