martes, octubre 18, 2005

El pueblo unido jamás será vencido.

A veces me gusta hacer lo que todos hacen. Así que el domingo me metí la credencial en el bolsillo y me fui a votar. No tuve que ir muy lejos, la mesa de votación estaba abajo de mi casa. Mis vecinos me esperaban con un vaso de vino y una feta de torta. Una fiesta.

Eran las elecciones internas de "L'Unione", la agrupación de centro-izquierda. En Italia, para no perderse, cada partido viene con coordinadas geográficas: dos grados debajo de la izquierda, dos a la derecha de la derecha de la izquierda.

Voté a la mayoría. Al feo "Mortadella". Un ex Demócrata Cristiano. Qué asco.

Los más optimistas esperaban un millón, un millón y medio de afluencia a las urnas. Fuimos más de cuatro millones. Y eso que para votar se pagaba: mínimo un euro de donación al partido.

¿A quién le importa el pasado del Mortadella? Nuestro objetivo lo conseguimos: cuentan que al Berlusca, por el cagazo, se le saltaron de la cabeza un par de sus pelos injertados.
The WeatherPixie