sábado, enero 07, 2006

Salvemos a La Bruja.

Los Reyes Magos no vienen al norte de Italia. La que viene es La Bruja. Con su fea naríz y los cabellos enredados, se tira de cabeza por la estufa a leña con su escoba para repartir bolsas de dulces a los niños. A pesar de tener un corazón tan bondadoso y una profesión tan arriesgada, por la noche se arman hogueras inmensas para convertir a la señora en cenizas. La ceremonia se realiza en la plaza del pueblo y en las casas de campaña. Los adultos esperan el calor de la fogata con vin brulé (vino caliente) y chisulì (una torta dulce o salada que se cocina a las brasas). Los niños con la panza llena de chocolates corren por los campos congelados acarreando ramas. Un poco antes de la medianoche, con gran sangre fría, los más grandes encienden la hoguera.
Al parecer es una tradición pagana, se quema a una vieja que significa la infertilidad del invierno para esperar a la fértil y joven primavera. Además de esta maravillosa idea de la mujer el acto es una irresponsabilidad histórica. Con algarabía se celebra el mayor genocidio de la humanidad, cumplido con el aval de un dios asesino.
Me gustaría robarle a la policía las mangueras que usan para dispersar a los manifestantes, emparlos a todos y salvar a La Bruja.
Pero me quedo en casa y al día seguiente evito mirar a los ojos a los niños crueles. .
The WeatherPixie