miércoles, febrero 08, 2006

La lectora.


No me tragó la niebla. Pero casi.
Las cosas estaban borroneadas, resbalosas, pegotadas.
Esa noche, la más trágica desde hace tiempo, desde el sueño, alguien ordenó encender una vela. Las posibildades eran pocas, el soñador elegido era un hombre de ciencia que no suele obedecer a los muertos.
Yo me enteré de todo más tarde, cuando ya andaba pateando piedritas por la vereda sin poder creer la suerte que había tenido.
Puede ser todo normal y que aquí la mística no tenga lugar. Pero a mí no deja de sonarme raro que de repente pueda dedicarme a leer y a hablar de bueyes perdidos por dinero.
Como no sé dónde vive, a la doña que anda viajando por los sueños de la gente le regalo este cuadrito de Faruffini que se parece a ella disfrutando de los libros y a mi, que me parezco a ella, finalmente, disfrutando.
The WeatherPixie