lunes, marzo 20, 2006

Desinformaciones

Cada tanto me encuentro en el buzón con un sobre amarillo medio abierto. Tiene cantidad de sellos desparramados con dibujitos de tatús, locomotoras y grutas. Mientras subo la escalera lo abro emocionada aunque ya sepa lo que hay adentro: periódicos. Sale una Brecha entera, a veces Búsqueda y recortes de El País y La República. Nunca hay carta. No es necesario. Mi padre me escribe comentarios y me manda manchas de mate entre las páginas. Además, con una flechita de birome azul me indica lo que es imprescindible que lea. Alguna hoja suelta viene muda. Tengo que mirarla del derecho y del revés hasta descubrir la razón de hacerla atravesar el océano.

El Correo por los pagos de mi padre funciona mal, parece que hasta que no llenan una caja no sale. Es por eso que en la misma semana recibo hasta tres sobres amarillos. Leer atrasado no sería un problema si no tuviera ya, sobre la mesa, las noticias de la próxima semana. Es un ejercicio de paciencia que cumplo a rajatabla.

En la Brecha del 17 de febrero hay un artículo de media página de Gennaro Carotenuto, desde Roma. El título es "Prensa europea y América Latina. Profesionales de la desinformación." G.C. es certero en sus artículos. Pero esta vez no estoy muy de acuerdo con él. (Éste blog es exclusivo, quiero decir que no es un blog de masas, de todas formas si por casualidad G.C. llega hasta aquí, además de saludarlo por adelantado, encatada le doy mi nombre y apellido).
El artículo en cuestión cita una serie de "errores" cometidos por L'espresso, La Repubblica y otros periódicos italianos en el momento de analizar una temática latinoamericana, sucedió en particular con el caso de Chávez. Lo curioso es que se trata de medios de comunicación, e incluso personajes políticos, de izquierda. De todos modos, según G.C.:
"Gota a gota, día a día, se están envenenado los pozos de la información en un sentido antilatinoamericano. Es la misma gota de veneno que desparramaba desinformación sobre Salvador Allende hasta hacer creer que el golpe que deseaba Estados Unidos era la mejor solución para terminar con un caos que no existía o que, en todo caso, había sido provocado para eso."

Que exista una campaña estadounidense para desprestigiar el "eje del mal latinoamericano" es muy probable. Que los políticos de L'Unione (la izquierda italiana) y sus órganos de prensa, se hayan prestado para ello me parece ilógico.

Para mí la explicación está en el punto de observación eurocéntrico. Pienso que en los últimos tiempos todas las problemáticas interculturales tengan la misma raíz. El fenómeno no es nuevo. Ya en los años sesenta, cuando se creía firmemente que desde América Latina vendría la revolución con su Hombre Nuevo, la izquierda caía en lugares comunes, errores de valuación y con ellos construía su imaginario latinoamericanista. América Latina ocupaba el lugar que Europa necesitaba. ¿Y cuál era? Pues la utopía de una revolución, poder soñar con una salvación cuando en Europa habían fracasado todos los intentos, cuando se observaba día a día avanzar al capitalismo con su enfermedad consumista.
¿Y hoy cuál es? Europa hoy está asustada. El discurso institucional tiende siempre a reafirmar determinados valores como los únicos válidos. Europa, para tranquilizarse, necesita creer que su mundo es el más justo. Necesita cerrarse, defenderse. Todo los que es extraño, lo que no le pertenece, lo que no es "puramente" occidental le genera temor. Si algo no entra en sus cánones viene automáticamente rechazado. Y Chávez es un caso sino raro, al menos complejo.

G. C. cuenta como se habló (errando varios datos, dicho sea de paso) de la elección de Michelle Bachelet y se calló la de Evo Morales. Creo que la explicación de éste hecho sea patente. En Europa, y en particular en Italia, se está combatiendo por los derechos de la mujer. Derechos apedreados por el gobierno Berlusconi desde varios frentes. Recordemos sólo los dos útlimos. La ley sobre la fecundación artificial que denigra a la mujer porque se entromete en su vida, en su libertad. La negación de las "cuotas rosadas" (proyecto de ley ya mal parido desde su título machista), único sistema para frenar, al menos en parte, la disparidad de género. El caso chileno fue usado como un buen ejemplo. Usado. Esa es la palabra, la información sobre América Latina es funcional a determinados intereses, se toma de allí lo que al observador le sirve en ese momento para sostener algo que le concierne. Es como con las catástrofes mundiales. Cada vez que hay una lo único que interesa es saber si había o no italianos. Si había, la catástrofe ocupa los titulares, si no había pasa a un segundo plano. (Nunca voy a entender el nacionalismo. ¿Por qué me tendría que importar más una persona que nunca ví en mi vida y que no tiene nada que ver conmigo, que vive a kilómetros de distancia más que otra que tampoco nunca ví en mi vida pero que vive del otro lado de la frontera y qué quizás, esté mucho más cerca de mí? O no, o igual de lejos pero no "más" lejos.)

De Evo Morales no se supo casi nada, es verdad. Europa sigue sin revisar seriamente su pasado colonialista, sin querer saldar las cuentas. En este momento no podría jamás admitir un revisionismo que pusiera en dudas su supremacía occidental. ¡Justo ahora que está dando clases de civlización en Oriente! Los fantasmas mejor dejarlos en el armario.

La desinformación crónica de Europa no puede leerse siguendo una teoría de la dependencia, sería preferible considerar una serie de fenómenos que se entrelazan alrededor del factor cultural.




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