sábado, agosto 19, 2006

Año I


Hoy guano cumple un año. Desde niña, mis cumpleaños me entristecen.
Por suerte esta vez la que cumple años es ceryle, yo no tengo nada que ver.

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Hace un año recibí el mail de una amiga con el link a un blog. ¿Un blog? Era un viernes de noche. Me quedé leyendo hasta que amaneció. Delante de la pantalla, sentí que estaba conociendo a alguien. Una sensación rara, irracional, imposible y al mismo tiempo clarísima.
Dormí y cuando desperté escribí un post que publiqué cuando entendí cómo se hacía.

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Mientras guano estaba en el aire, traté de entender por qué lo estaba haciendo. Pensé que escribir me serviría para recuperar, al menos en parte, la sintaxis en español.
Pensé que podría volver a sentir el placer de escribir en libertad. Sin obligaciones, ni siquiera la de escribir bien.
Pensé que podría sentirme menos sola. Me había adaptado a mi nueva vida. Lo único que no lograba superar eran las relaciones amistosas. Cada reunión, cena, bar, paseo, contacto humano, me dejaba vacío en el estómago y aburrimiento.
Ahí adentro, en la web, encontraba gente (o lo que sea que esté detrás del monitor) que me enganchaba por horas. A veces por la prosa exquisita, la imaginación, la cultura, el humor. También me sorprendía a mí misma leyendo desgracias que ni Corín Tellado, dando los consejos que odio recibir o discutiendo de fútbol, incluso haciendo piruetas para entender oraciones desgramaticadas.
Lo que nunca pensé es que sería capaz de comunicar. Jamás se me ocurrió que a través de un medio, de la apariencia tan fría, fuera posible dialogar. Y mucho menos esperaba encontrar seres inteligentes, creativos, sensibles, que me hicieran reír (y lagrimear). Tantos locos lindos. No sabía que existían. ¿Han notado la cantidad de gente creativa que anda suelta? ¿Y todos los que escriben como los dioses?

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Al principio, me saqué libros de la biblioteca para investigar. Elegí lecturas prácticas. Recuerdo que un experto aconsejaba que el blog tuviera un perfil definido: o deportes o cine o literatura o técnica, etc. Me pareció algo terrible ¿cómo voy a ser sólo una cosa?
Hace poco me acerqué a algunas lecturas más teóricas sobre el ciberespacio. Me iluminó la idea de que nuestro Yo, fragmentario, se pueda expresar en la web sin sufrir el conflicto de no coincidir con un único cuerpo físico. Sólo aquí puedo ser al mismo tiempo muchas cosas, incluso contradictorias, sin alterar mi porcentaje de neurosis.

A su vez, todo el ciberespacio es fragmentario. Por eso, en mi opinión, es un atentado contra su filosofía poner cartelitos que digan "vote este blog", los concursos de blog o cualquier estrategia (disimulada o no) para dominar.

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Lo que nos aleja de los animales y nos hace más humanos es la capacidad de simbolizar, lo más humano es la mente y lo más animal el cuerpo. En la web no hay cuerpo. Y si hay es etéreo, no molesta. Puedo ir hasta Japón.
Sin cuerpo las relaciones son más humanas. Puedo comunicar con alguien sin que me moleste su mal aliento, o me distraiga el brillo de sus ojos. Un mundo aséptico, puro.

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Si leo la crítica a un cuadro, a una película, a un autor, espero que tenga además de información, claves de lectura, propias y ajenas. La crítica tiene que colaborar para que mi propio contacto con la obra sea más rico, más penetrante, más auténtico. Me molesta si un crítico se pone a describir lo que él sintió ante la obra. Quiero que el crítico esté a mi servicio.
Sin embargo, en un blog quiero entrar en la mente subjetiva del lector. Si aparece algún dato quiero que sea mínimo, lo que me interesa es lograr entender lo que el Otro sintió. Necesito la subjetividad absoluta.

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Guano no es un diario, es otra cosa. Ningún blog es un diario. De todos modos, más de una vez sentí el impulso de cerrarlo. No sé cuanto tiempo pueda resistir la existencia de una prueba de mi vida. Mientras ¿festejamos?
The WeatherPixie