domingo, agosto 28, 2005

Es tiempo de leer a Fëdorovič



Estamos comprando pocos libros porque estamos comprando poco de todo, pero no se lee menos, este país tiene unas bibliotecas públicas maravillosas. Igual, cada tanto, Tigris y yo nos mandamos una de las nuestras.
Nuestra última adquisición fue una edición en dos flamantes volúmenes de Fëdor Dostoevskij (según otros rusófilos su nombre completo se escribiría en nuestra grafía Fiódor Mijáilovich Dostoievski), contiene "Los hermanos Karamasov", "Delito y castigo", "El idiota" y "El jugador". Estos últimos dos, junto a algunos cuentos, los leí hace mucho, en otro de mis períodos de ocio. Con "El idiota" Dosotoiesky se convirtió en uno de mis escritores preferidos. Mi metejón con el príncipe idiota duró mucho más del tiempo que demoré en leerlo, aún recuerdo mi llanto de Magdalena por sus desaventuras. Defiendo Dostoevskij hasta la muerte, sus enemigos son los míos y le permito todo, hasta esas páginas interminables de fervor religioso. Una cosa es cierta, para leer a Dostoevskij hay que tener tiempo y mucho. Si uno sólo puede leer dos páginas por día se frustra, en dos páginas no pasa nada. Si sólo puede leer los domingos tiene que esperar toda la semana para saber qué paso, es muy probable que cuando finalmente vuelva al libro, Dostoevskij haya sacado de la manga otro personaje y el que nos tenía preocupados haya quedado colgado, hasta la próxima amigo. Uno se calienta. A Dostoevskij hay que leerlo en esos períodos de la vida que por motivos muy siglo XXI, desocupación o un part-time obligado, se parecen a la vida del siglo XIX.

Entre julio y agosto leí "Los hermanos Karamasov". Cuando desconsalada terminé, noté que Tigris había agarrado "Delito y castigo". Me apresuré con mi mejor retórica a exponerle la teoría del tiempo que recién les conté, él no tiene tiempo. Tigris respondió que no estaba de acuerdo, que era típico de mi personalidad ansiosa y que como siempre iba a hacer lo que se le diera la gana, ah, y de cerrar la puerta.

Con la literatura rusa siempre me armé lío con los nombres. Debe haber, pero a mí nunca me tocó una edición que se tomara el trabajo de hacer un cuadrito con los personajes y sus infinitos nombres. Gracias a Gorbaciov, conocí una chica moldava que sabe ruso, por obligación como todos los moldavos, y me explicó la cosa. Cada persona lleva su nombre más el nombre de su padre y luego el apellido. Cada nombre tiene varios diminutivos, con distintos grados de familiaridad. Hay nombres con más diminutivos que otros, pero los diminutivos existen ya, no es necesario personalizarlos. Por ejemplo, uno de los hijos de Fëdor Pavlovic Karamazov se llama a veces Dmitrij Fëdorovič Karamasov (Fëdorovič por Fëdor, Pavlovic no lo lleva porque era el nombre del abuelo), otras es Mitja, Miken'ka, Mitrij Fëdoryč. La media naranja de Mitja se llama Agrafena Aleksandrovna y para los íntimos suele ser Gruša o Grušen’ka. Esto Dostoevskij no lo explica, en la novela pasa sin más ni más de un nombre a otro, como es lógico. En la literatura que no es rusa, salvo que se trate de un seudónimo establecido (de José a Pepe) o de un mediocre intento de evitar la repetición, el escritor lo explica, "como le decía yo", "como le decíamos nosotros", etc.

Dostoevskij tuvo una vida llena de insidias, vicios destructivos, hijos que se le morían como mariposas, cárcel en Siberia. La fama le costó, cuando finalmente la consiguió se murió. El pueblo, y déjenme decir "el pueblo ruso", lo despidió como a un dios. El funeral de Dostoevskij no lo ví, lo imagino como el funeral de Stalin. Con el mismo desconsuelo de masa que se ve en "El grande adiós", película de Vertov del 1953, el funeral de Dostoevskij lo visualizo idéntico, ataques histéricos, desmayos, intentos de suicidio, llantos interminables, como el funeral de Stalin pero sin mi asombro.

sábado, agosto 27, 2005

Correo


Me llegó una postal.
En las rayitas que tienen las postales para que el remitente escriba los datos del destintario, mi amiga Gato se olvidó de poner mi nombre. Pero me nombra, de un modo todo suyo, antes de los dos puntos.
El sello es de Portugual. Gato decía que Porto era toda en subida, que o sus fotógrafos eran malos o la belleza de Porto era infotografiable. Que llovía, y yo contenta porque Portugal se está incendiando.

miércoles, agosto 24, 2005

Ceryle y su primera vez con amor. (Abstract)

Este post fue cancelado

ABSTRACT: Ceryle describía aquí su primer encuentro amoroso con los bloggers. Siguiendo un análisis marxista estudiaba estructura y superestructura de los mismos. El conocimiento de otros seres confirmaba su ignorancia en materia de estructura bloggeriana (como lo demuestra este mismo blog) y manifestaba su deseo de revolucionar la de guano. En este sentido no ofrecía garantías sobre las consecuencias benéficas a nivel de superestructura porque el viejo Karl no podía prever todo.

Los muertos y los ojos de los vivos.

Estando lejos, la información, que de todos modos siempre nos llega filtrada, se rellena de océano: los sonidos son más lentos, se ve borroso, los pesos cambian. Con los ojos de ustedes, periodistas leídos en pantalla de computadora, amigos via mail, familia resumida en cable de teléfono, distingo una gran payasada alrededor del tema verdad y justicia. Algunos aspectos me indignan profundamente. En primer lugar eso de una mesa de tratativas propuesta por Tabaré Daners a la cual al parecer José Mujica estaría dispuesto a ir.

Para mí, el problema tiene que ser tan fundamental para el gobierno como resolver el hambre. Por las personas involucradas y por todos nosotros, necesitamos consolidar nuestra memoria histórica. Y las naciones se afianzan a partir de su memoria. No existe una historia, la historia se construye desde las miradas. No podemos dejar que la nuestra la hagan ellos, que sean ellos quienes decidan lo que hay que saber y lo que no, que sean ellos los que nos impongnan una moral de "bandos", los que resuelvan "cerrar". En las luchas por la descolonización de los años '50, recuperar el pasado del colonizado fue esencial para conquistar la independencia. Sin memoria histórica no vamos a ser libres, decía Frantz Fanon.

Cada cultura buscó un modo para hacer justicia. En Sudáfrica, luego del apartheid, se instaruró la Truth and Reconciliation Commission, una especie de confesión voluntaria de los tiranos delante de sus víctimas para llegar a la amnistía definitiva. En la Italia de postguerra muchos partisanos realizaron venganzas personales, no confiando en las autoridades se las arreglaron como pudieron; mientras, otros fascistas quemaban sus camisas negras, se vestían de campesinos y se mezclaban con la gente como si nada. Los cubanos armaron unos magníficos tribunales populares y resolvieron todo sin más ni más, como hicieron siempre, desde que tuvieron un machete en mano.
Por distintos motivos a mí me resulta difícil imaginar un trasplanto de estos caminos, tan de otros. Y es acá donde me preocupo. Porque Uruguay siempre fue un país de perdones y reconciliaciones, de poca memoria. Pero las culturas cambian y esta puede ser una oportunidad histórica para hacerlo, finalmente. Tomar las riendas de la memoria, enfrentar los horrores, hacer justicia.
Yo no quiero "dar vuelta" ninguna página ni "cerrar" nada. Yo no quiero reconciliación. No tiene que haber reconciliación, ninguno de nosotros tiene por qué reconciliarse con un torturador. Quiero memoria. Quiero recordar. Recordar viene del latín recordari, cor deriva de cordis "corazón", y con el re significa un movimiento al contrario, pasando por el corazón, que para los antiguos era la sede de la memoria.
Pues bien, como va a hacer el Presidente de la República y su pandilla para que éstos tipos confiesen no sé, pero si tratan no lo voy a poder tolerar. Hace años que estoy esperando la verdad y que venga con justicia. Quiero saber todo lo que pasó, con lujo de detalles, quiero conocer los nombres de los asesinos torturadores y visitar las tumbas de los desaparecidos.

Cada vez que se avanza o se retrocede de un paso en la construcción de nuestra memoria yo recuerdo unos ojos. Cuando se estaba votando la ley de caducidad, me había enamorado de un muchachito muy guapo, la dictadura había asesinado su padre. Por esa época, los ojos de esa persona encantadora tenían una mirada intranquila. A mí me parecía que andaban como buscando. Por la calle, en un bar, en un teatro podría estar el asesino de su padre, o sus compinches, o sus hijos. Milité por el voto verde con un inmenso amor, convencida que si un día él sabía el nombre del asesino de su padre, sus ojos iban a poder, finalmente, reposar.

lunes, agosto 22, 2005

Me preguntaban quién era Mattia Pascal

En español capaz se llama "Matías Pascal". Es un personaje de Pirandello, de "Il fu Mattia Pascal" (1904), no sé con cuál título se publicó en español, pero será algo así como "El que era Mattia Pascal". La vida del hombre era un fracaso, justo cuando estaba de viaje lee en los diaros que por equivocación lo daban por muerto. Aprovecha para escaparse y empezar una nueva vida, se inventa un nombre y un pasado. Pero la vida se le arma otra vez, y no tener una identidad legal le genera varios problemas. Simula un suicido e intenta recuperar su vida anterior. Pero como Mattia Pascal era tarde para empezar de nuevo, no le queda que ser "el que era Mattia Pascal".
Me acordé de él porque me apareció hace poco en la película homónima de Marcel L'Herbier (1925), primer adaptamento de la obra de Pirandello. Hay varios cambios narrativos y a la vez es muy pirandelliana, parece que el mismo autor aprobó las modificaciones. En la versión que yo ví, los créditos no tienen los nombres de los escenógrafos, pero creo que por esa época L'Herbier trabajaba con Fernad Léger. "Mathias" (acá lo afrancesan) es Ivan Mosjoukine, sólo para verlo en acción vale la pena conseguir, como sea, la película.
Pirandello odiaba el cine, si son cinéfilos cuando puedan lean "Si gira" (1915), republicado en el 1925 con el título "Quaderni di Serafino Gubbio operatore". Traducción veloz: "Acción" y "Apuntes de Serafino Gubbio operador". Es uno de mis libros preferidos sobre cine, bueno, pero otro día hablamos de libros de cine.

Santa Rita

Si yo fuera por estas tierras una conquistadora -y no una colada- no sería tan guasa de demolir Piazza Navona para levantar una "Piazza Indipendenza".
Pero se me antojó una Santa Rita.
No las veía por ningún lado, preguntaba y nadie me entendía. Finalmente supe que se llaman Bougainvillea. Desde que conocí su nombre empecé a encontrarlas, muy recogidas y prolijas ellas en la sección “plantas exóticas” de los viveros, pegaditas a las carnívoras, sólo que los precios exorbitantes me obligaban a una frustrante retirada.
Hasta que hoy de mañana no resistí. Ayudada por una escenografía de lluvia a la montevideana, tuve un flechazo con una Santa Rita - Bougainvillea. La señora del vivero me dijo que en invierno hay que ponerla adentro.
Voy a tener un colchón de nieve en el balcón y una Santa Rita trepándome por las paredes del living.

sábado, agosto 20, 2005

Uruguay según Hollywood o bien Kracovia.

Es un tema viejo, ya sé, en el futuro trataré de ser contemporánea, es que no me aguanto.
Me diviritió mucho la noticia de nuestra aparición en Hollywood con Submerged (Anthony Hickox, 2005). Y en mi reciente incursión bloggeriana me encontré con un post de benito y una maravillosa descripción de los patriotas ofendidos, problema nacional del cual no me había enterado. De colección esta parte: " Yo dudo que nadie que haga el esfuerzo de ver una película de Steven Seagal, ni siquiera el más palurdo de los rednecks que puedan ver Submerged mientras deciden entre montarse a su hermana y montarse a la chancha, va a llegar a la conclusión de Uruguay -país que le es totalmente abstracto a la mayor parte del mundo- es un peligro para occidente, una cuna de terroristas pastores de cabras y una amenazadora potencia secuestradora de submarinos nucleares. Sin embargo sospecho que si ese mismo palurdo lee las reacciones, oficiales o no, que la película produjo, va a llegar a la conclusión de que tal vez sí sea un país peligroso en el que se desarrolló una extraña forma, virósica y festejada, del retardo mental"
Me acordé del final de un capítulo de los Simpson: luego de discusiones sobre las vacaciones Homer cede a los reclamos de su familia y dice: "bueno, está bien, vamos dónde quieran". Hace girar el globo terráqueo, mete el dedo y lo para sobre Uruguay. Vemos una toma del mapa de nuestro país y corte a un primer plano de Homer que grita: "¡¡¿¿Uru...quéeeeeeeeeeeeeeeeee??!!"
También ví una peli de terror tipo serie B, de la cual solo recuerdo (capaz alguien se acuerda del título) que querían mandar una caja de muerto al fin del mundo y le ponían una etiqueta que decía "Uruguay". Pero inegualable es el Montevideo de La batalla del Río de la Plata de Michael Powell y Emeric Pressburger (1956). La oficina del funcionario del gobierno es de un realismo desarmante, me juego la cabeza que hasta hoy está igual. Nosotros aparecemos bailando flamenco en el puerto, en unos quinchos tropicales con cocos y bananas. Hay algunos casos famosos de “representaciones equivocadas” de las naciones, como Orfeu negro de Marcel Camus (1959) que ganó la Palma de oro en Cannes mostrando un Brasil demasiado exótico y armó un gran escándalo allá por los años sesenta. Y hablando de Brasil algunos personajes asumieron en carne y hueso el peso de la representación nacional, como la genial Carmen Miranda que se paseaba con sus frutas en la cabeza.

En The Terminal, Steven Spielberg se inventó un país, Kracovia, para poder tranquilamente organizar el golpe de estado necesario para el desarrollo narrativo. La producción, seguramente con gran experiencia en cuestiones legales, quiso evitar que saltaran ciudadanos ofendidos tipo nosotros. Y no solo. Con un país ficticio, la crítica socio-política que el film realiza a la sociedad americana queda mucho más cerca de una lectura fabulística. Suavizada además por la elección de un país presentado como de la ex-URSS (los malos de antes). Si Tom Hanks en lugar de ser un ciudadano de Kracovia, hubiera sido ciudadano de Irak, sin cambiar nada más, con la historia de amor y todo, la peli hubiera sido otra. Capaz hasta podríamos hablar de un Spielberg chomskynisado.
No voy a ver la película con Steven Seagal y no tengo el gusto de conocer al tal Hickox, pero sospecho que ellos también habrán pensado (¿o dicen que no piensan?) que alguien podía protestar y se ve que no les importó o que saben ya que será inútil. En Submerged somos inofensivos como los ciudadanos de Kracovia, sin alegorías, sin simbolismos, sin representaciones. Esta ausencia de sentido, esta no existencia, me parece de los más poética. ¡¡¡¿¿¿Uruquéeeeeeeeeeeee....???!!!

viernes, agosto 19, 2005

Merde! (Abstract)

Este post fue cancelado.

ABSTRACT: Ceryle reflexionaba sobre como sus problemas con el contexto le hacían identificarse con el drama de Mattia Pascal. Comentaba sus dificultades con el idioma español en un cerebro habitado por dos lenguajes. Para tirarle buena onda a esta nueva aventura gritaba "Merde!" y se desabrochaba la bata.
The WeatherPixie